Hace años que esto de la bici ya no se ciñe a lo estrictamente ciclista, mis viajes por España visitando amigos que me ofrecen sus casas de corazón, son algo más, mucho más… a veces incluso corro el riesgo de olvidarme la bicicleta pero no, es lo que nos ha unido, gracias a las bicis nos conocemos y tenemos que ser fieles a ella, el “lo nuestro”
Lo que ocurre que tras tantos años de rutas por aquí y por allá, “kddas” en las que cada uno intentamos enseñar lo más bonito y más divertido de nuestro terreno, la amistad traspasa fronteras y, lo que era una ruta más, se convierte en un fin de semana entretenido, entre amigos, sus familias, conocidos, ampliando, en definitiva, el círculo y sintiéndonos todos más grandes, haciéndolo inolvidable.
En Orihuela me pasa siempre, he ido varias veces, voy a su casa, con Manolo me encuentro más que bien, su premisa en la vida, o esa sensación da, es “voy a hacer sentirse agusto a los que me rodean” conmigo lo consiguen y Celina es su motor, un encanto.
Esta vez el viaje lo hago solo, ya sabéis, sensaciones diferentes, mucho, ellos lo saben, me lo notan y me cuidan con ese extra de cariño, imposible de agradecer con palabras.
Al lío que me pierdo en lo importante y la ruta, que es lo de menos, ni la cuento… je, je.
La primera de las tres rutas nos llevó hasta la cima de la Sierra de Orihuela, el alto de la Muela, la subida hasta la Cruz que preside la cumbre, infartante, terreno roto, mucho pedrolo tamaño melón que había que ir sorteando en un sinfín de curvas de herradura, algo de porteo bici a hombro y calor, para la fecha bastante calor, adelantando algún que otro excursionista, los menos, la gente normal sube por otro sitio, ese otro sitio es la bajada más rápida que hacía tiempo que nos currábamos, madredelamorhermoso que manera de disfrutar.
Un consejo: Si bajáis en bici a tope por un sendero por el que sube gente tratad de ser educados, sin frenazos bruscos, con el “buenos días” en la boca, destilando “buenrollismo”, eso hace que la gente disfrute y siga a lo suyo, muchas caras de sorpresa, expresiones de apoyo y de incredulidad nos fueron acompañando hasta Orihuela de nuevo, que gente estos murcianicos…
Que manera de disfrutar, que galleta me metí y que avería más gorda en la Patriot de Manolo, partiendo en dos el basculante toca portear hasta el coche, veremos lo que hacemos.
Al dia siguiente Celina nos sacó de paseo y ¡por dios! Hay que desayunar fuerte para seguir a ésta chica, ¡echale un galgo! que decimos en mi pueblo, Manolico y yo sudando como tocinos íbamos a remolque, a patita eso si, la avería nos había dejado sin bici y no nos íbamos a quedar quietos, pero ya sería de noche, antes había que tratar de alcanzar a ésta chica y no perder la compostura.
La tercera ruta nos llevó hasta los repetidores de la Sierra de Hurchillo, hasta la una de la mañana del día anterior no sabíamos si habría ruta, desmontamos tres bicis para completar una y lo conseguimos, bueno, con sus más y sus menos pero que salimos oche! Objetivo cumplido…
Tal fue la manera de disfrutar y las sensaciones que tuve sobre la bici que fue ahí, precisamente ahí, donde escribí de memoria esa ODA a la bicicleta que ha presidido la página web éstos días atrás, agusto con ella, se me ocurrió que sería una manera de agradecerle lo que está haciendo por mi, juntos por supuesto.
El resto ya es historia, la bici y mis amigos me esperan en otro destino que pronto compartiré con ustedes/vosotros.
Hasta dentro de nada… PAZ Y BIEN